¡Saludos aventureros! Hoy les llevaré a través de una emocionante odisea de dos días en la hermosa isla de Tenerife, pero con un giro especial. Esta vez, mi compañía fue una pareja fascinante y experimentada en el mundo del motociclismo off-road: Amelie Moosedeer, coordinadora de BMW Challenge Alemania, y Robert, un intrépido instructor de BMW Motorrad y parte del Enduro Action Team Alemania. Todo comenzó con un hilo de conexión que cruzó continentes: Enrique Álvarez, un amigo en común y también instructor de BMW Motorrad, quien fue el vínculo que nos unió para esta aventura única.
La emoción se desató cuando Enrique Álvarez, instructor de BMW Motorrad y amigo en común, compartió el contacto de una pareja alemana fascinante con fuertes lazos en el mundo del motociclismo off-road. Así comenzó una experiencia inolvidable en la pintoresca isla de Tenerife.
Los recogí en el Aeropuerto Norte de Tenerife, y desde el primer momento, la energía y la pasión por las motos de Amelie Moosedeer y Robert se hicieron evidentes. Los llevé al encantador Puerto de la Cruz, donde se hospedarían antes de nuestra gran salida el domingo 14 de enero de 2024.
La mañana prometía aventura con tres motocicletas listas para rugir: una Transalp 650, una BMW GS 850 Adventure y una KTM 890 Adventure. Nuestra ruta empezó en La Matanza de Acentejo, explorando las carreteras secundarias del norte de la isla, pasando por la Florida y Aguamansa antes de llegar a la impresionante pista de Ramón Caminero.
Ascendimos hacia Izaña, hogar del observatorio astrofísico reconocido mundialmente. La pista entre los majestuosos pinos canarios y los vestigios de lava volcánica ofreció un escenario único. El clima típicamente canario, soleado y fresco, oscilando entre los 18 y 25 grados, donde prácticamente vivimos en una eterna primavera todo el año, nos acompañó mientras disfrutábamos de vistas inigualables del Teide y del Valle de la Orotava. Sencillamente, espectacular.
Nos detuvimos en los bares del Portillo para un merecido descanso y tomarnos un cafecito, disfrutar del sol y de la cantidad de amigos y aficionados al mundo de la moto que existe en Tenerife. Continuamos atravesando el imponente Parque Nacional del Teide, haciendo una parada en Las Narices del Teide para apreciar las últimas erupciones volcánicas de Pico Viejo.
Nuestra ruta nos llevó al volcán Chinyero y una sinuosa pista de tierra que nos condujo hasta El Tanque. Almorzamos en La Tasca, un lugar de referencia donde degustamos un solomillo tierno y sabroso. Después, nos sumergimos en pistas entre pinos, disfrutando de las vistas a pesar de la huella del incendio que afectó la corona forestal del norte de la isla en agosto pasado. Quiero acotar que el pino canario tiene la particularidad de que se quema por fuera pero sigue vivo por dentro, retoñando al cabo de los años, quedando simplemente alguna cicatriz del fuego que pasó por él; sólo es cuestión de tiempo ver su recuperación.
Llegamos al Mirador del Lance el cual nos ofreció una vista impresionante del Valle de la Orotava, con la estatua del último Mencey Guanche, testigo de la historia de la conquista de Tenerife. Regresamos al Puerto de la Cruz para un merecido descanso en el hotel.
A la mañana siguiente, el lunes 15 de enero, la KTM decidió tomarse un día libre debido a un pequeño problema de contacto. Pero no dejamos que eso nos detuviera; una pequeña y valiente Beta Alp 200 asumió el desafío. Circulamos por pistas y carreteras secundarias, explorando la trasera del aeropuerto y adentrándonos en el monte de La Esperanza, hacia el sur de la isla.
Pasamos por encantadores pueblos como Candelaria y Güimar, ascendimos nuevamente a Izaña por una pista técnica y terminamos en Arico para un almuerzo tardío, pudiendo durante el trayecto disfrutar de la inesperada presencia de una pequeña manada de muflones salvajes que se nos cruzó por el camino, qué suerte la nuestra! Estos animales son escasamente vistos, maravilloso!. Continuamos con la ruta que nos llevó por carreteras sinuosas hasta el vértice de la isla, cruzando la cordillera montañosa que separa el norte del sur.
Descendimos por otra pista hasta La Matanza, marcando el fin de dos días inolvidables con Amelie y Robert. El traslado de regreso a su hotel fue el momento de despedidas cargadas de abrazos y besos, con la promesa de reencontrarnos, ya sea en Tenerife o en Alemania.
Una aventura entre volcanes y bosques que quedará grabada en la memoria de todos nosotros.
¡Hasta la próxima, Amelie y Robert!